Días atrás, el secuestro en Salta de más de 110 kilos de cocaína en las ocho cubiertas de dos camionetas de alta gama fue noticia nacional. Pero detrás de ese decomiso hay una historia que sorprendió a investigadores y funcionarios judiciales. Una familia radicada en Tucumán, que no estaba en los radares de nadie, fue detenida por transportar esa importante cantidad de droga, que podría haber sido acopiada en una casa de Yerba Buena ubicada a una cuadra de un shopping.
Hace exactamente una semana, personal de Gendarmería Nacional, en un puesto de control ubicado en la localidad salteña de General Pizarro, detuvo dos Toyota Hilux. Al notar que el tamaño de las ruedas no era normal y el movimiento era irregular, decidieron detener a sus conductores. El nerviosismo que mostraron incrementó las dudas de los uniformados. Los sospechosos fueron trasladados hacia un taller mecánico de la zona. Con herramientas apropiadas, abrieron las ruedas que tenían puestas y descubrieron la sustancia.
La Justicia ordenó que Hugo Gregorio Márquez (63 años), su supuesta pareja Alicia Lidia Molina (70) y el hijo de la última, Sergio Alberto Rodríguez (35) fuesen detenidos. La causa fue abierta en la fiscalía federal de Tartagal, pero terminó en la Unidad Fiscal de Casos Sencillos de la capital salteña. Pese a los numerosos intentos de comunicación con la fiscalía,, pero fuentes confirmaron que los tres continúan detenidos en algún lugar de la vecina provincia.
En principio, según confiaron los investigadores, los acusados habrían adquirido la droga en Orán para trasladarla a nuestra provincia. Este es el cargamento más importante de cocaína que secuestraron los gendarmes y que tenía a Tucumán como destino en lo que va del año. Hasta el 13 de septiembre de 2024, se incautó casi cuatro veces más droga que en 2023, cuando se secuestraron 59 kilos.
Los detenidos por tráfico de sustancia tienen una particularidad: ninguno nació en la provincia, pero están radicados aquí desde hace años. Márquez nació en La Mendieta, localidad jujeña; Molina, en Salta; y Rodríguez, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El mayor de los detenidos, cuando fue entrevistado por las autoridades, dijo ser corredor inmobiliario, pero no aparece como matriculado en el registro del Colegio de Corredores Inmobiliarios de Tucumán. Los especialistas consultados señalaron que la compra y venta de inmuebles es una actividad comercial muy utilizada para el lavado de activos.
De la mujer sólo se sabe que es jubilada. Mientras que en el caso de Rodríguez, se pudo establecer que tiene residencia en el sector 17 de Lomas de Tafí y que en 2013 se habría inscripto como monotributista en el rubro venta por menor en minimercados.
Otro dato que no es menor es que ninguno de los tres aparece ni siquiera mencionados en una causa vinculada con drogas. En esta provincia tampoco cuentan con ningún antecedente penal, ni siquiera por alguna contravención. Tampoco aparecen registrados en las redes sociales con sus nombres.
Márquez y Molina, cuando fueron detenidos, informaron que su domicilio era la casa que está en la esquina de Universo y Pringles, a 100 metros del shopping “El Portal”, de Yerba Buena. La vivienda es una especie de fortaleza. Rodeada por altas paredes, tiene tres puntos de ingresos de los llamados “ciegos”, que impiden observar hacia el interior. También cuentan con una especie de local comercial que, según los vecinos, nunca fue visto abierto.
Pero hay un detalle. En el frente de la casa, protegidas con micro celdas, se pueden observar dos cámaras de seguridad. Una que enfoca la calle Universo, y la otra, la Pringles. Para los investigadores ese es un indicio de que habría trasladado la cocaína a ese lugar para luego distribuirla.
En el barrio, los pocos vecinos que hablaron dijeron que allí vivía una pareja de personas mayores que casi no tenían contactos con la gente de la cuadra. Al frente de la casa hay una garita para los rondines que vigilan la zona, pero el guardia se negó a hacer un comentario para nuestro diario. Detrás de la puerta principal de la vivienda, donde aún hay colgado un adorno navideño, se sintieron los ladridos de al menos dos perros. Al parecer alguien los estaría alimentando.
Yerba Buena ciudad elegida por los narcos
El investigador, después de haber tomado el último sorbo del cortado, dijo que Yerba Buena es un buen lugar para que los narcos pasen inadvertidos. Razonó que la persona que se dedica a la actividad ilícita, en muy poco tiempo reúne grandes cantidades de dinero. Al no poder ingresarla al sistema financiero, se ve obligado a comprar bienes, que evidencian un crecimiento en su poder adquisitivo. Entonces prefiere mudarse a lugares que no levanten sospecha por su crecimiento económico.
Hay muchos casos que sostienen esta teoría y que son similares a la familia detenida en Salta. Carla “La Jefa” Sánchez, oriunda del sur de la provincia y condenada en Santiago del Estero, fue detenida en noviembre de 2015 en un barrio privado de Yerba Buena, donde los vecinos aseguraron haberla visto circulando en autos descapotables luciendo prendas de diseñadores exclusivos. En 2017, Francisco Maximiliano Ruoti, fue arrestado por dirigir una organización narco que trasladaba grandes cantidades de droga. Oriundo de Villa 9 de Julio, utilizó una lujosa y amurallada vivienda en la vecina ciudad para dirigir el negocio. En octubre de 2020, Luis “El Gordo Vaca” Vega, dejó su amado barrio Victoria y se instaló en un barrio de Yerba Buena para no levantar sospecha. Allí lo detuvieron por ser miembro de una banda que tenía una red de narcomenudeo en el sur de la capital.
Los narcotraficantes permanentemente están utilizando la imaginación para encontrar el sistema ideal para ocultar la droga y superar los controles de la fuerza de seguridad. El de trasladar cocaína en ruedas es una de las variantes que comenzó a ser utilizada hace por lo menos tres años. El de la familia que reside en nuestra provincia y a la que detuvieron la semana pasada en Salta no es el primer caso en el que aparece vinculado Tucumán.
En noviembre pasado, en una causa iniciada en San Nicolás de los Arroyos, se desarticuló una organización que distribuía cocaína en Santa Fe y Buenos Aires. La banda, según surgió en la investigación, compraba la droga a un proveedor de Santiago del Estero, la traía a estas tierras y la trasladaban hacia otras jurisdicciones. En Arcadia, los investigadores descubrieron un taller en el que se modificaban las llantas para que funcionen como escondites. Por este caso, fueron detenidos tres tucumanos, uno de ellos era empleado judicial.
En junio pasado, también en la localidad de General Pizarro, personal de Gendarmería detuvo a una camioneta porque circulaba de manera extraña. Al revisar, encontraron 50 kilos de cocaína ocultos en las ruedas. Nunca se informó el origen ni el destino final de la carga de estupefacientes. Tampoco se conocieron las identidades de los dos detenidos.
fuente:lagaceta