La jefa del Servicio Secreto: el intento de asesinato a Trump es el «mayor fracaso operativo» en décadas

Kimberly Cheatle dice que asume toda la responsabilidad por los errores de la agencia

Sin circunloquios ni titubeos. La directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, Kimberly Cheatle, reconoció este lunes ante una comisión de la Cámara de Representantes que el intento de asesinato de Donald Trump durante un mitin al oeste de Pensilvania fue «el fracaso operativo más significativo» de la agencia «en décadas». Eso sí, de momento no ha renunciado a su cargo pese a las varias peticiones de congresistas en Washington y la presión que ha tenido que soportar desde que se produjo el atentado el pasado 13 de julio.

«La misión solemne del Servicio Secreto es proteger a los líderes de nuestra nación. El 13 de julio fracasamos», indicó Cheatle, en el cargo desde 2022 tras la designación del presidente Joe Biden. «Como directora del Servicio Secreto de los Estados Unidos, asumo toda la responsabilidad por cualquier fallo de seguridad».

El incidente se produjo en la localidad de Butler, a 56 kilómetros al norte de Pittsburgh. Los disparos de un joven de 20 años, tumbado sobre el tejado de un edificio industrial cercano, lograron herir al ex presidente en una oreja y acabar con la vida de uno de los asistentes, Corey Comparatore, además de dejar en estado crítico a dos personas más. El edificio en cuestión se encontraba fuera del «perímetro estricto» establecido por el Servicio Secreto, pero a menos de 150 metros del escenario donde estaba hablando Trump.

El primero en solicitar la dimisión de Cheatle fue el presidente de comité, el congresista republicano James Comer, que tildó el pasado 13 de julio como «uno de los días más oscuros en la historia política estadounidense», un acto de violencia que representa «las partes más feas de lo que se ha convertido la política estadounidense: el odio mutuo y un peligroso giro hacia el extremismo».

Mike Turner, por su parte, no solo cuestionó la falta de recursos asignados ese día sino el hecho de que no se hubiera incluido en la planificación un presunto intento de asesinato de Trump por parte del régimen iraní. Cheatle, que se incorporó al Servicio Secreto en 1995 y participó en la evacuación del ex vicepresidente Dick Cheney durante el 11-S, se defendió alegando que no solo había suficientes agentes sino que actuaron de forma profesional y valiente. «En menos de tres segundos se echaron encima» de Trump, explicó, una vez que se escucharon los disparos.

PREGUNTAS SIN RESPUESTA
Las preguntas que no fue capaz de responder y que aún siguen coleando tienen que ver con cómo pudo llegar Thomas Crooks, el tirador, hasta ese edificio, por qué no había agentes del Servicio Secreto custodiando esa zona y por qué no fue detenido cuando hubo gente que le vio con un rifle subido a la azotea de la nave industrial. Cheatle no dio respuestas concretas y se limitó a señalar que están en plena investigación. «No voy a entrar en cuestiones específicas sobre ese día», dijo.

No solo fueron los republicanos. Alexandria Ocasio-Cortez, la congresista demócrata por Nueva York, fue extremamente dura con Cheatle por su falta de respuestas, un hecho que consideró «simplemente inaceptable». «Han pasado 10 días desde un intento de asesinato de un ex presidente de Estados Unidos», dijo Ocasio-Cortez. «Independientemente del partido, es necesario que haya respuestas».

Jamie Raskin, líder demócrata en el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, aprovechó el momento para reavivar el debate sobre las armas de fuego en EEUU y sumar éste a la lista de tiroteos masivos que cada año sacuden el país. «El señor (Corey) Comparatore, el ex presidente Trump y los demás asistentes heridos a la manifestación, son ahora miembros de un club al que nadie quiere pertenecer: las miles de personas que han sido víctimas de tiroteos masivos», dijo el representante demócrata por Maryland.
Sobre Crooks, identificado por el arma que utilizó, se sospecha que pudo haber usado un dron para estudiar el área antes de instalarse en la azotea y ayudarle a elegir el mejor lugar desde donde disparar. Se han encontrado además la escalera que compró para subirse al edificio y una mochila, ambas en posesión de las autoridades federales. Sus motivos para haber cometido el atentado siguen siendo un misterio.