Eso sí, hay una importante condición que Teherán ha puesto sobre la mesa, y es que Estados Unidos no se sume a los ataques de Israel de forma activa. El diario estadounidense cita «fuentes europeas y medioorientales».
Irán ha comunicado a través de países árabes que desea poner fin al actual conflicto con Israel, tras cuatro días de bombardeos cruzados en los que se ha llevado la peor parte, y regresar a la mesa de negociaciones sobre su programa nuclear, según el diario The Wall Street Journal, que cita a «fuentes europeas y medioorientales».
El destinatario final de este mensaje con su voluntad negociadora es doble: Israel y Estados Unidos.
Eso sí, hay una importante condición que Teherán ha puesto sobre la mesa, y es que Estados Unidos no se sume a los ataques de Israel de forma activa, aun cuando da por hecho que Washington ha prestado apoyo logístico a Israel. De hecho, la retórica iraní ha repetido estos pasados días que considera a EE. UU. «cómplice» de los ataques.
Las fuentes árabes subrayan que una desescalada en los ataques -los peores en varias décadas- podrían dar a Teherán un respiro que le permita sumar apoyos internacionales, pues entienden que Israel está necesitado de una «salida diplomática» al no verse claramente cuál puede ser su estrategia a corto plazo en esta oleada de ataques.
Y pese a que Israel ha dañado varios complejos nucleares y ha eliminado a varios científicos iraníes responsables del programa atómico, no ha logrado afectar en lo esencial a la planta de Fordó, pues para ello necesitaría la tecnología estadounidense, que hasta ahora no tiene, según el rotativo.
Capacidad para expandir los ataques a Israel y acelerar su programa nuclear
El mensaje que Teherán ha transmitido no es solamente conciliatorio, pues contiene también una advertencia: apunta a que Irán tiene capacidad para expandir los ataques a Israel y para acelerar su programa nuclear si no ve voluntad por parte de Washington de regresar a esa mesa negociadora.
Según el diario, hay tres estados árabes -Arabia Saudí, Catar y Omán- que están tratando de influir en Washington para que el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, obligue a Israel a detener esta guerra no declarada, con el argumento de que su prolongación ya está provocando una preocupante subida en el precio del crudo y tiene un riesgo potencial real de extenderse por la región.