Las históricas precipitaciones que han azotado Rio Grande do Sul y la consecuente crecida del río Guaíba, han dejado al sur de Brasil literalmente bajo el agua, con daños edilicios que costarán varios años en ser reparados y con miles de desplazados climáticos que temen por su salud e integridad física, más aún con la proliferación de pirañas y palometas en las calles inundadas.
«Todo perdido, 30 años y tantos de vida y de trabajo», lamenta Nair Sánchez en diálogo con Folha de S. Paulho asistente de servicios generales, de 55 años, del barrio Vicentina en São Leopoldo, que acaba de entrar a su casa que está inundada desde hace 20 días.
La escena es un caos, para tirarse al piso a llorar. El agua barrió con sus muebles, le estropeó los electrodomésticos y el agua barrosa impide ver que hay debajo, una misma imagen que se repite en las viviendas aledañas, que aparte de estar inundadas ahora están en un mar de lágrimas.
Pirañas al acecho tras las inundaciones al sur de Brasil
Enjambres de Mosquitos, enfermedades como leptospirosis y Hepatitis B, martirizan por estos días a las personas del sur de Brasil. Sin acceso a los servicios básicos, algunos refugiados en establecimientos educativos y ‘otros a la buena de Dios’, se están enfrentando contra las palometas y pirañas que coparon las calles inundadas, que podrían tranquilamente rebanarles un dedo del pie o morder su carne o incluso matar a alguna de sus mascotas.
«Mira este tomacorriente. ¿Cómo no va a causar un shock? Está empapado y lleno de barro mojado», dice Sueli Fontana, habitante de São Leopoldo, a unos 30 kilómetros de Porto Alegre, al diario Folha S. Paulho. Y asegura que tuvo que pagar el alquiler, pese a que su casa esté bajo el agua.
Las autoridades del sur del país han alertado por estos días sobre la «piraña de vientre rojo» (Pygocentrus nattereri), recomendando usar botas gruesas de caña alta, entre otras instrucciones. El diario O´Globo reportó también la presencia de caimanes en la capital de Rio Grande do Sul, que están atemorizando a la población porque los pone en riesgo de vida.
En las redes sociales, además circula el estado calamitoso en el que se encuentra el Arena do Gremio, el estadio en donde el futbolista uruguayo Luis Suarez la ‘rompió’ en la temporada del 2023, y la asociación de futbol de Brasil ha decidido suspender el campeonato brasileño por las inundaciones.
600 desplazados por el temporal en Rio Grande do Sul
Las inundaciones ya han desplazado a 600.000 personas, han dejado más de 160 muertos y la cifra podría aumentar en los próximos días, al contabilizar más cadáveres porque hay personas desaparecidas, según lo comunicó Defensa Civil, que junto con bomberos, efectivos policiales y voluntarios siguen rescatando a personas y animales de las azoteas o amarrados a algo flotando para seguir con vida.
En algunas locaciones del Sur, el agua comenzó a bajar: los vecinos retornas a sus hogares para ver lo que queda en pie, y comprobar si pueden recuperan documentación importante o algún mobiliario, empapados y arruinados por el temporal, tratando de hacer caso omiso al olor nauseabundo en el aire.
«No tenemos agua. Lo que vamos a hacer: sacar los pedazos, amontonarlos delante y usar esa agua podrida para al menos intentar quitar el barro. Y luego cuando venga el agua, lavaremos», señala el jubilado Antônio Wisniewski, quien esperó que el agua descendiera un poco para volver a tu casa por los utensillos, muebles y documentación.
Por su parte, la empresa Rio Grande Energia (RGE) que suministra el 65% de la electricidad del estado, recomendó una serie de cuestiones a los vecinos que regresan a sus hogares tras el temporal, porque les ha bajado el agua. Lo primero es comprobar si la ‘alimentación’ eléctrica está apagada, para evitar electrocutarse con el agua en los pies; mientras que otra pauta es evitar cargar dispositivos móviles en enchufes que todavía estén húmedos.