Gaza, terror, hambre y despojos: Líderes acusan a USA

Gaza. Escenas desesperadas. Palestinos fueron filmados subiendo a camiones de ayuda que transportaban suministros que fueron entregados a través del muelle flotante construido por USA. La ayuda humanitaria insuficiente ante necesidad flagrante. Los gazatíes acaso «reconocen» su tierra y perdieron sus posesiones. Gaza–Israel conflict – Wikipedia

Gaza. Muelle flotante

USA finaliza muelles flotantes, pero no alcanza

En la contracara, el ejército de Estados Unidos finalizó la instalación de un muelle flotante para la Franja de Gaza, y camiones cargados con ayuda humanitaria recorrieron por primera vez este muelle hasta la Franja.

La situación en Gaza ha sido complicada debido a las restricciones israelíes en los cruces fronterizos y las violentas batallas, lo que dificulta la llegada de alimentos y otros suministros. Ahora, gracias a la finalización de los trabajos, se pondrá en marcha el complicado proceso de reparto de suministros.

Civiles palestinos a los que el Ejército israelí ordenó evacuar la zona oriental de Rafah describieron el miedo y la desesperación que sienten al verse desarraigados de sus hogares y refugios, mientras la aviación israelí bombardea la ciudad más meridional de Gaza. Algunos han abandonado sus hogares que construyeron durante décadas debido a los ataques indiscriminados. La situación en Gaza es crudelísima y los enfrentamientos dificultan el trabajo humanitario que tanto necesita la población.

Gaza, ruta marítima azotada y asolada

La ruta marítima, plagada de problemas logísticos, meteorológicos y de seguridad, está diseñada para aumentar la cantidad de ayuda que llega a la Franja, pero no se considera una sustituta de las entregas terrestres, mucho más baratas y sostenibles.

Los barcos dejarán la mercancía en unas instalaciones portuarias construidas por los israelíes al sur de la Ciudad de Gaza, y luego será distribuida por los grupos humanitarios. En pocos días, según aseguraron las autoridades estadounidenses, comenzarán a llegar a las costas de Gaza hasta 500 toneladas de alimentos.

Este envío marca el inicio de una operación que, según funcionarios militares estadounidenses, podría aumentar hasta alcanzar los 150 camiones cargados por día.

El ejército estadounidense reconoció días atrás, el movimiento de ayuda en un comunicado. Sin embargo, tanto Estados Unidos como los grupos de ayuda han advertido que este proyecto del muelle no debe considerarse un sustituto de las entregas terrestres, debido a que son necesarias para proporcionar los alimentos, agua y combustible que Gaza necesita.

En ese contexto, Anwar Ibrahim, primer ministro malasio, expresó severamente en las últimas horas:

«No puede negar la complicidad de USA en el genocidio de Gaza insta a Estados Unidos a detener el suministro de armas a Israel y cita las preocupaciones sobre el genocidio de Gaza», en una entrevista exclusiva con Al Jazeera.

A medida que la guerra de Israel contra Gaza continúa intensificándose, el mundo es testigo de un aumento del número de muertos y un empeoramiento de la devastación. Malasia critica las reacciones internacionales, cuestionando el papel de Estados Unidos y otras potencias mundiales en el fomento de la paz o en el fomento del conflicto.

Testimonios desgarradores desde Gaza: “Estamos viviendo como animales”

Los palestinos que se quedaron en el norte y quienes se desplazaron al sur de la Franja describen su creciente indefensión desde el apagón en las comunicaciones desde la noche del viernes, cuando recrudeció la invasión terrestre.

“El viernes por la noche, cuando perdimos totalmente las conexiones y los bombardeos israelíes eran mucho más frecuentes y fuertes, pensamos que nuestra hora había llegado y pasamos horas rezando”, resume Salah Awad El Sousi, de 73 años, para describir sus sensaciones tras el corte de comunicaciones que vivió Gaza cuando el ejército israelí inició la invasión terrestre.

El Sousi dejó la ciudad de Gaza prácticamente con lo puesto. Al ver que los días pasaban y seguían bloqueados en el sur, uno de sus hijos volvió a las ruinas de la casa para buscar ropa entre los escombros. “Allá quedaron sepultados mi despacho, mis libros, mis títulos y toda nuestra memoria”, lamenta, antes de recuperar como puede el ánimo. “Pero seguimos en contacto con el consulado español en Jerusalén y ellos están negociando para hacernos salir de forma segura”. Por ahora, viven con otras 40 personas, 20 de ellas menores de edad, en el piso de un pariente lejano. No quiere decir dónde. “Lo único que importa es que Israel nos hizo creer que el sur era un lugar seguro y no lo es”, enfatiza. “Seguimos vivos, pero de milagro. Hemos pasado noches de terror”, insiste, refuerza.

Remah Ahmed, habitante de Gaza, compungido, plantea que pareciera que están viviendo épocas remotas… que lo que era es lo que es. Al «desierto» que transita lo pinta con estas palabras, Casi una sentencia.

“No hay un momento de calma. Hasta lo más simple se ha convertido en un problema enorme: cómo conseguir comida, agua o un poco de electricidad para cargar el móvil. Estamos viviendo como animales y nos hemos transformado en números: números de muertos, números de heridos, números en las colas para comprar un poco de pan…”, explica.