Opacada por las contiendas de Gaza y Ucrania, la guerra civil en Sudán, deja, a un año de su inicio, un escenario desolador.
Desde el fuerte enfrentamiento militar entre el ejército de Sudán, liderado por el líder de facto del país, Abdel Fattah Al-Bourhan y el poderoso grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés) dirigido por Mohammed Hamdan Daglo, conocido como «Hemetti» en abril de 2023, la violencia no cede.
Los combates han abarcado grandes extensiones del país y una campaña de limpieza étnica en Darfur.
Ambas fuerzas militares se fusionaron en 2019 para derrocar al autócrata islamista Omar al-Bashir. Las tensiones recrudecieron cuando retrasaron un acuerdo con los partidos políticos para que el país volviera a su breve transición a la democracia que se descarriló por un golpe militar en octubre de 2021.
Las fuerzas militares que una vez se fusionaron en pos de alcanzar un gobierno de transición, continúan avergonzando y destruyendo a la nación por su disputa por el poder.
La lucha por el liderazgo en la búsqueda de una presunta transición hacia un gobierno “democrático” es cada vez más violenta y menos verosímil. Analistas creen que el motivo del combate reside en el control en el contexto de los vacilantes movimientos del país hacia las elecciones. La violencia fue provocada por un desacuerdo sobre la integración de las RSF en el ejército como parte de una transición hacia un gobierno civil.
Horror en cifras en Sudán
Las cifras y ciertos detalles de la guerra son alarmantes. Según ONGS y medios internacionales:
18 millones de personas corren riesgo de hambruna, a pesar de ser un país rico en distintos recursos naturales, como el petróleo y el oro.
15.200 personas muertas.
8,5 millones de desplazados y refugiados.
Sudán, el tercer país más grande de África, se encuentra en la encrucijada de múltiples intereses y aspiraciones de los actores regionales: limita con la República Centroafricana al suroeste, Chad al oeste, Egipto al norte, Eritrea al noreste, Etiopía al sureste, Libia al noroeste, Sudán del Sur al sur y el Mar Rojo. Junto a ellos influye y sufre la dinámica del Cuerno de África, el Mar Rojo y el Sahel.
Crisis humanitaria en Sudán
El hambre y la inanición se están extendiendo por todo Sudán. El país africano sufre una masiva desnutrición y enfermedades por falta de higiene y sanidad y por poco o nulo auxilio humanitario. Incluso la malaria, el cólera y otras enfermedades se están propagando entre los desplazados.
La crisis es tal que algunas personas están tomando medidas extremas para sobrevivir. En el campo de refugiados de Al Lait comen tierra, en otros pasto como el ganado.
Según Reuters, en Darfur Occidental, los agricultores cuyas tierras fueron saqueadas por las RSF se han comido las semillas que compraron para plantar porque se quedaron sin alimentos.
En la región de Kordofán, la gente ha vendido sus muebles y ropa para conseguir dinero y comprar comida. En Jartum, los residentes sitiados en sus hogares han arrancado las hojas de los árboles, las han hervido y comido.
«La guerra de Sudán ha creado la mayor crisis de hambre del mundo», explicó a Reuters Anette Hoffmann, autora de un informe sobre la emergencia alimentaria en Sudán elaborado por el grupo de expertos Clingendael, con sede en Holanda. «Probablemente veremos una hambruna que no hemos visto en décadas».
Médicos Sin Fronteras ha informado que un niño muere cada dos horas en el vasto campo de desplazados de Zamzam, en el norte de Darfur, como resultado de enfermedades y desnutrición.
La prolongación de la “guerra olvidada” en Sudán y la catástrofe humanitaria, según organismos internacionales, se debe a la lucha de egos entre Abdel Fattah al-Burhan, y el líder de RSF quienes, con denuncias cruzadas, bloquean toda ayuda humanitaria desde el exterior.
Sudán está sumido en una profunda crisis con grandes falencias: servicios de Internet y teléfono colapsado, hospitales desabastecidos, escasez de medicinas, combustible y alimentos que fomentan peligrosos saqueos en medio de los bombardeos y tiros. Casi la mitad de la población está desempleada, según el Fondo Monetario Internacional. El sistema bancario formal colapsado.
La clase media en Sudán -que incluye profesionales de la arquitectura, la medicina, la enfermería y las ingenierías, así como docentes y estudiantes – ha sido destruida casi por completo en zonas urbanas, de acuerdo a la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
El lunes (29/04) Estados Unidos pidió a todos los países que suministran armas a las partes en conflicto en Sudán que pongan fin a la venta, advirtiendo que el país africano se encuentra “al borde de una masacre a gran escala.”