La Iglesia, así pues, reafirma su «cercanía» para obtener la «justicia» de las víctimas
«Verdad, justicia, reparación y garantías». Para así poder «proteger, denunciar, investigar y asistir» a las víctimas de abusos. El Vaticano, protagonizando un punto de inflexión histórico en relación a dicha temática, toma partido de forma trascendente con el objetivo de pasar, sin vuelta atrás, de la «oscuridad a la luz». La Iglesia, así pues, reafirma su «cercanía» para obtener la «justicia» de las víctimas. Donde la «transparencia», en este marco, será la garantía de «confianza» en la lucha contra los abusos dentro de la Iglesia.
El Vaticano, a partir de ahora, no sólo elaborará un informe anual acerca del estado de la cuestión dentro de la Iglesia, sino que está consolidando su estructura interna a la hora de prevenir, detectar y perseguir los delitos de abusos. Es lo que el Papa Francisco ha pedido a la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores, que acaba de publicar hoy martes su primer Informe Anual Sobre Las Políticas y Procedimientos de la Tutela en la Iglesia en Roma. Donde el mensaje es claro: las víctimas de abusos, en el futuro, no se sentirán solas.
Se trata de un documento piloto solicitado por el propio Santo Padre hace dos años para conocer, de forma «fiable», «lo que está sucediendo» y «lo que debe cambiar» en relación a la protección de los menores y los adultos vulnerables. El pontífice quiere que haya informes «anualmente» como un factor de «transparencia» y «responsabilidad», para poder divulgar los «progresos» de la Iglesia Católica en materia. Porque, explicó en su momento Jorge Mario Bergoglio, «si no hubiera progresos», los fieles perderían la «confianza» en sus pastores.
En el primer Informe Anual del Vaticano acerca de los abusos, se destaca una serie de prioridades: la necesidad de «mejorar los procesos canónicos» vinculados a las denuncias; redefinir «el concepto de vulnerabilidad» para que las víctimas «alcancen la justicia a la que tienen derecho»; asegurar «una gestión eficaz, oportuna y rigurosa de los casos de abuso sexual remitidos a la Santa Sede»; desarrollar un «proceso simplificado» para «la dimisión o destitución de un líder de la Iglesia»; promover un «manejo riguroso de las reparaciones» como parte del «compromiso y responsabilidad» de la Iglesia en la «sanación» de las víctimas; y una «profesionalización» de quienes se dedican a «la protección de los menores y los adultos vulnerables en la Iglesia».
En la rueda de prensa de hoy martes desde el Vaticano, la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores, ha subrayado la importancia de este primer informe -como resultado de un trabajo realizado a lo largo de «todos los continentes»- como demostración del compromiso de la Iglesia Católica en la protección y defensa de las víctimas de abusos. De este modo, se ha explicado desde la Santa Sede, uno de los objetivos es que las «estructuras» de la Iglesia se reconozcan como lugares cada vez más «seguros» para quienes se «refugien» en ella. Se trata de algo «complejo» de conseguir a corto plazo, pero esencial para proteger a aquellas personas que se hayan podido sentir «incómodas» o «inoportunas» por haber vivido algo tan traumático. La cita ante los corresponsales acreditados ante la Santa Sede ha estado presidida por el cardenal estadounidense Seán Patrick O’Malley, responsable de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores, quien ha agradecido el «papel de la prensa», a lo largo de los últimos años, para que la Iglesia tomara partido de forma sustancial acerca de los abusos sexuales.