Increíblemente, el pujante Brasil se ha tornado yermo merced a la falta de agua. Inácio Lula da Silva ha implementado el cavado de cisternas para morigerar la problemática. La OMS toma cartas en el asunto para combatir a los negacionistas del cambio climático. https://en.wikipedia.org/wiki/Luiz_Inácio Lula_da_Silva
Como todo en América Latina, la región más desigual del mundo, el acceso al agua es también una cuestión de recursos económicos. Según datos del Programa Conjunto de Monitoreo del Abastecimiento del Agua, el Saneamiento y la Higiene de la Organización Mundial de la Salud y Unicef, en 2022 solo el 75,4% de la población de la región disponía de servicios de agua potable gestionados de forma segura, lo que implica que 161 millones de personas carecen de ellos. Además, hay una gran diferencia por países: mientras que el 99% de los chilenos, el 87% de los brasileños o el 74% de los colombianos tienen agua corriente, en torno a la mitad de los mexicanos, dominicanos y peruanos no tienen un acceso seguro a este recurso.
Brasil. El agua es el tópico en emergencia
Brasil anunció que se suma a la alianza internacional para la resiliencia a la sequía (IDRA, en inglés) impulsada por España y Senegal. La escasez de lluvias, agravada por el cambio climático, causa gravísimos estragos de manera gradual y silenciosa. Todo lo contrario a inundaciones o tempestades, siempre espectaculares y que reciben mucha más atención. Thiaw, de la ONU, alerta de que la degradación de la tierra amenaza el 50% del PIB mundial, que se dice pronto. “Crea conflictos por la tierra, inmigración indeseada…”, añade.
Brasil espera que la alianza le ayude a crear sinergias con otros países afectados por la desertificación, a captar fondos públicos y privados para afrontarla y exportar experiencias exitosas como las cisternas, adoptadas ya en África.
Almeida Santos, del Irpaa (Instituto Regional de la Pequeña Agropecuaria Apropiada) comentó que los habitantes celebran con esta pequeña reserva que mantendrán prácticamente intacta durante 15 años. Han plantado flora autóctona y ahora la gestionan de manera sostenible. Los espacios yermos, llamados «calvas» entre la vegetación van disminuyendo. Los jaguares y las serpientes han reaparecido, como algunas especies de plantas. Ahora cultivan frutas tropicales y producen miel.
Con las cisternas logran sacar máximo partido a cada gota de lluvia. Ahora que pueden cultivar al lado de casa, la dieta es mucho más rica y variada. “Orgánica”, apunta Do Santos, que disfruta experimentando con nuevas semillas mientras intenta recuperar las antiguas con los sabores de su infancia. Desde hace un tiempo ella y sus vecinas anotan en una libreta su día a día: vender una gallina, recoger tomillo, unos pimientos… “así demostramos que nosotras también contribuimos a la renta familiar”.
El éxodo juvenil es imparable, agrega Gilberto Raimundo Santana, que creció sin luz ni agua. “Los viejos vivimos aquí, pero los jóvenes marchan a la ciudad a trabajar en las empaquetadoras de uva, de mango”.
América Latina, el reservorio mundial del agua, peligra
Los vecinos de Malhada da Areia se esmeran por explicar cómo años atrás cambiaron de estrategia frente a la sequía. Dicen que antes, luchaban contra ella, pero hoy en día, han aprendido a convivir con dicha contingencia. Con las cisternas logran sacar máximo partido a cada gota de lluvia. Ahora que pueden cultivar al lado de casa, la dieta es mucho más rica y variada.
Las mujeres anotan en una libreta su día a día: vender una gallina, recoger tomillo, unos pimientos… “así demostramos que nosotras también contribuimos a la renta familiar”, dice una de las vecinas, de nombre Dos Santos, quien ha instalado en su propio feudo una de las cisternas que prometen abastecimiento para las épocas de las vacas flacas.
La OMS se expide
América Latina y el Caribe, una región con una gran biodiversidad y que alberga algunos de los mayores sumideros de carbono del mundo como la Amazonia, vive una gran paradoja: pese a ser responsable de menos del 10% de las emisiones contaminantes a nivel global, sus países están entre los que más sufren los efectos del calentamiento global.