China se niega ha negociar sobre armas nucleares: Washington teme por el Eje Pekín/Rusia/Irán

Estados Unidos y China no han llegado a un acuerdo bilateral sobre el control de armas nucleares desde noviembre del 2023, según lo reveló un funcionario estadounidense al medio Semafor.

«Lamentablemente, la República Popular China ha declinado celebrar una reunión de seguimiento y no ha dado una respuesta sustantiva a las opciones que sugerimos», dijo al respecto un portavoz del Departamento de Estado chino.

Según el funcionario chino, la administración de Joe Biden había propuesto «medidas de sentido común que abordaran los riesgos fundamentales de conflicto y escalada incontrolada en los ámbitos nuclear y espacial».

Un misil balístico intercontinental chino, en un desfile militar en 2019 en Pekín.MARK SCHIEFELBEIN (AP)

En ese sentido, China posee 500 ojivas nucleares y aproximadamente 134 misiles balísticos intercontinentales con capacidad nuclear, frente a las 1.679 ojivas desplegadas de Estados Unidos y su arsenal nuclear total que llegaría a 5.328 armas.

Washington le propuso el año pasado a Pekín —en su primera conversación sobre temas nucleares en cuatro años—que abrieran una comunicación bilateral para dialogar la institución de notificaciones previas a los lanzamientos de pruebas de misiles balísticos estratégicos y para rebajar las tensiones en materia aeroespacial.

En relación a ello, el portavoz de la Embajada china en Washington, Liu Pengyu, declaró hace unos días que Estados Unidos debería «poner fin a su diplomacia de megáfono», y pidió en su lugar que todos «los países con los mayores arsenales nucleares» reduzcan «significativa y sustancialmente» sus cantidades para impulsar las negociaciones sobre el control de armamento.

A lo que hace referencia es a que Estados Unidos pide el cumplimiento internacional del acuerdo START (Tratado de Reducción de Armas Estratégicas) que no hace más que darle hegemonía nuclear, pero sin hacer esfuerzos por reducir su propio arsenal nuclear.

Cabe destacar que en el 2022, el gobierno de Rusia se salió del tratado New Start con USA sobre la reducción de armas nucleares, que le concedía paridad nuclear a ambas potencias: cada uno podía tener hasta 1550 artefactos nucleares estratégicos (un bombardero de largo alcance equivale a una cabeza nuclear).

Al respecto, Vladimir Putin se justificó en su salida del tratado de no proliferación nuclear en que el acuerdo se redactó inicialmente en circunstancias completamente diferentes, cuando Rusia y USA no se percibían como adversarios. Según él, todo ha cambiado porque:

USA ha dado un ultimátum a Rusia;
la OTAN ha presentado una solicitud para convertirse en parte del Tratado, exigiendo una inspección de las instalaciones estratégicas de Rusia, cuando las solicitudes de Moscú para inspeccionar las instalaciones nucleares occidentales han sido rechazadas sin argumentos concretos;
los nuevos acuerdos sobre disuasión nuclear deberán tener en cuenta el arsenal de Francia y Reino Unido.

Putin señaló por aquel entonces que USA insiste en lograr su hegemonía nuclear, mientras que sus socios de la OTAN admiten abiertamente que quieren infligir una derrota estratégica a Rusia.

“Rusia no puede ignorar esto. No podemos permitirnos ignorar esto”, dijo Putin.

Eje China/Rusia/Irán y la OTAN aterrorizada

La Alianza Atlántica Washington vienen monitoreando el arsenal nuclear de China, Rusia e Irán: este último que financia al frente de Ucrania, al enviarle municiones y sistemas de autodefensa en su guerra con Vladimir Putin, mientras que Pekín está enemistado con la Casa Blanca en su reclamo de soberanía sobre la isla de Taiwán.

Con respecto a la alianza Rusia-China-Irán, pese a las diferencias étnico religiosas (uno es de fe católica ortodoxa, otro budista y otro musulmán chiita) han forjado una amistad comercial por el hecho de las duras sanciones impuestas por el Occidente en su sector energético/petróleo por la invasión en Ucrania y por respaldar financieramente a las milicias yihadistas del Golfo.

Entonces Rusia e Irán no tienen más remedio que estrechar los lazos con Pekín, a quien ahora le venden su crudo. Y aunque China puede comprar petróleo de otros países, lo cierto es que obtiene un descuento de entre quince y treinta dólares sobre el precio mundial del crudo al comprar suministro ruso e iraní.

El presidente chino Xi Jinping dijo en febrero del 2023 que la relación entre China e Irán era «inquebrantable en todos los ámbitos», tras la visita oficial de su homólogo iraní, Ebrahim Raisi. A su vez, China brindó su lealtad «irrestricta» a Rusia, país al que más le vende vehículos eléctricos, y firmó un “acuerdo estratégico” por 25 años y 400.000 millones de dólares con Irán en el 2021.

Y no es un dato menor que los tres países forman parte del BRICS, y que su comercio bilateral y apoyo logístico/militar en común está en auge en estos días. Incluso Irán se convirtió en el noveno miembro de la Organización de Cooperación de Shanghai, una alianza de seguridad liderada por China -de la que también forma parte Rusia-, y además le envió al Kremlin más de un millón de barriles de crudo por camión cisterna.

Además, cabe destacar que, para que sus transacciones comerciales no puedan ser cooptados por las sanciones del Occidente, Rusia, China e Irán utilizan los sistemas spfs (la alternativa rusa al swift chino, el sistema global de mensajería interbancaria) y el Mir (la respuesta rusa a las redes de tarjetas de crédito estadounidenses).

En cuanto al caso de Irán, éste es un gran aliado de Rusia; a tal punto que la Hezbollah (milicia chiita libanesa financiada por el régimen iraní) desde hace más de una década combate en Siria del lado del presidente sirio Bashar Al Assad y de las tropas rusas, contra el bloque adversario pro-Occidente de las milicias kurdas y los soldados estadounidenses.

“Rusia controla los cielos sirios. Entonces Israel coordina con ellos cualquier operación sobre Siria. Ellos nunca dispararán a nuestros aviones ni a nuestros misiles en Siria”, explicó a LA NACION el doctor Meir Javedanfar, conferencista y autor que nació en Irán y vive actualmente en Israel, donde es docente de la Universidad Reichman de Tel Aviv.

Incluso los drones Shahed 131 y Shahed 136 que Moscú utiliza en Ucrania son de origen iraní. “Irán logró grandes avances en el desarrollo de su industria de drones gracias a lo que se llama la ‘tecnología inversa’”, explicó a LA NACION Paulo Botta, director del Comité de Medio Oriente del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).

“Su tecnología inversa consistió en desarmar y analizar los drones norteamericanos que fueron cayendo al Golfo Pérsico o al territorio iraní en los últimos veinte años, y aprender también de los misiles de Corea del Norte y de China. A partir de allí desarrollaron sus propios modelos de drones. De todas maneras la alianza Rusia-Irán solo le sirve a los iraníes para enorgullecerse de su amistad con una gran potencia, y a los rusos para mostrar a Estados Unidos que tienen aliados que pueden ayudarlos. Es una alianza que es un matrimonio por conveniencia. No hay mucho más entre ellos. Los rusos no quieren que Irán sea muy poderoso en la región ni que haya un conflicto directo con Israel”, agregó Botta.

La alianza entre Irán y Rusia es tan estrecha que hace poco el presidente Vladimir Putin amenazó a Estados Unidos en favor de su leal amigo comercial’. Putin le advirtió a USA que si se ‘adentra’ oficialmente en el conflicto Israel vs Irán, las tropas rusas saldrían al rescate de Teherán, hecho que significaría una contienda mundial entre potencias nucleares.

Es sabido que Irán financia a las milicias yihadistas chiitas del Golfo, como los hutíes de Yemen, rebeldes que vienen emboscando en el Mar Rojo varios barcos con banderas de la OTAN -en solidaridad con la causa Palestina- y también otros grupos extremistas en Irak, Siria y Líbano (como la Hezbollah y Hamás), además claro, de colaborar con las tropas rusas en Siria.

Por ello el gobierno judío tiene a Irán en “la mira” de su radar. Hace una semana, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) dieron un paso en falso al bombardear adrede la embajada iraní en Damasco, Siria, algo que la propia comunidad Internacional ha condenado porque esto infringe el Derecho Internacional, y ello conllevó a la represalia de Teherán con misiles y a la actual escalada regional.

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