Abril marcará el inicio de un capítulo nuevo en el ida y vuelta con el Fondo Monetario Internacional. En dos semanas el ministro de Economía Luis Caputo volverá a tener un cara a cara con los principales funcionarios del organismo en Washington, mientras el Poder Ejecutivo volverá a pagarle vencimientos de deuda y todo eso en el marco de una conversación que el país busca acelerar para conseguir financiamiento nuevo, una posibilidad sobre la que el FMI puso paños fríos en los últimos días.
El jefe del Palacio de Hacienda participará de la Reunión de Primavera -en el Hemisferio Norte-, que suele realizarse cada abril en la capital norteamericana y que cita a ministros de finanzas y banqueros centrales de todos los países miembro del organismo. Caputo participará de esas reuniones, que están fechadas entre el 17 y 19 de abril. No está confirmada la agenda de reuniones bilaterales pero se espera que haya contactos directos con la primera línea ejecutiva del Fondo.
Durante las jornadas de esa semana de abril el Fondo Monetario dará a conocer sus nuevas perspectivas globales para la economía y sus proyecciones actualizadas para las principales economías. Para el caso argentino, el staff report que elaboró el equipo técnico ya dejó en horizonte del FMI una expectativa de recesión de 2,8% y una inflación promedio de 250 por ciento en 2024.
La llegada de Caputo a Washington tendrá lugar en un contexto de un toma y daca que ya lleva varias semanas, con mayor o menor sigilo. Primero inició de manera más subterránea como análisis sobre las implicancias técnicas de un nuevo acuerdo, pero luego tomó otro cariz ante contactos con las número 1 y 2 del Fondo -Kristalina Georgieva en San Pablo y con Gita Gopinath en Buenos Aires- y con el director del Departamento del Hemisferio Occidental Rodrigo Valdés la semana pasada. El FMI dio su apoyo general al programa económico, reconoció los avances en términos de inflación pero planteó que los controles de cambios deben ser calibrados “muy cuidadosamente” y pidió mejorar “la calidad” del ajuste fiscal.
Más tarde, tras reunirse con el presidente Javier Milei, con Caputo y con el titular del Banco Central Santiago Bausili, fuentes del organismo salieron a plantear que aún resultaba “prematuro” hablar de las modalidades de un programa nuevo. “La séptima revisión del programa concluyó el 31 de enero, permitiendo el desembolso de 4.700 millones de dólares. Nuestro objetivo sigue siendo apoyar las políticas encaminadas a fortalecer la estabilidad macroeconómica en Argentina, protegiendo al mismo tiempo a los más vulnerables. Aún es prematuro discutir las modalidades precisas del programa”,, indicaron desde el FMI.
La posibilidad de que el Fondo Monetario aporte nuevos desembolsos netos marca las chances de una salida del cepo cambiario a mitad de año, una posibilidad que algunos de los principales empresarios escucharon de boca del propio jefe de Estado en las últimas semanas. El jefe del Palacio de Hacienda mencionó en una entrevista reciente que en la etapa actual de conversaciones el equipo económico busca convencer al organismo sobre el esquema cambiario y monetario que espera implementar en los próximos meses y también que “es difícil” asegurar que se firmará en breve ese nuevo programa con el FMI.
Valdés también tuvo reuniones con economistas argentinos, tanto en Washington como también durante su breve paso por Buenos Aires. Algunas preguntas que surgen desde Estados Unidos están relacionadas al nivel de apoyo y sostén político que tendrán las medidas del Gobierno en lo sucesivo y para mantener el ajuste fiscal, qué pasará con el perfil recaudatorio al eliminar el impuesto PAIS -una promesa asumida por el Gobierno con el FMI durante la séptima revisión técnica- cuando levante el cepo, si aprobará el retorno de la cuarta categoría de Ganancias y cómo hará para recrear la demanda de pesos a través de una política monetaria con tasas de interés reales positivas, lo contrario a lo que sucede en la actualidad.
A lo largo de abril el Gobierno tiene en la agenda tres pagos al Fondo Monetario, en lo que sería el primer pago de capital e intereses desde fines de enero, el día en que Washington envió por última vez un desembolso hacia el Banco Central. El martes que viene debería girar al organismo unos USD 1.288 millones -975 millones de Derechos Especiales de Giro (DEG) al último precio de cotización con el dólar disponible-; mientras que el martes 16 caerían otros USD 645 millones -487,5 millones de DEG- y sobre el cierre del mes asoman otros por un monto mucho menor, pero que sumados a lo que están previstos para el 1° de mayo suman USD 845 millones. En total, casi USD 2.780 millones entre los tres vencimientos, lo que impactarán en el nivel de reservas.
En las próximas semanas debería tener lugar, en paralelo, la octava revisión trimestral técnica, la segunda desde el cambio de Gobierno y la que, en rigor, buscará pasar en limpio si el país cumplió las metas de fin de marzo. El último examen que fue aprobado por el directorio a fines de enero -que en los papeles debía velar si se habían cumplido los objetivos de fines de septiembre- incluyó en el análisis también que las dos principales metas -acumulación de reservas y déficit primario- de fin de año también fueron incumplidas “por amplio margen”.
La octava revisión tendría lugar más cerca de mediados de mayo, de acuerdo al último calendario consensuado. La cuantía de los desembolsos que desencadenaría esa instancia técnica sería mucho menor a las de evaluaciones anteriores, ya que sumaría unos USD 792 millones, otros USD 528 millones en la novena revisión de agosto y USD 412 millones en noviembre.
El Gobierno cree que podrá mostrar que alcanzó las primeras metas trimestrales con comodidad. Para el caso de la acumulación de reservas netas en el Banco Central, estimaciones privadas hablan de unos USD 2.200 millones por encima del nivel exigido -USD 6.000 millones por arriba de la cantidad que registraban las arcas del BCRA el 10 de diciembre-, mientras que marzo habría continuado con la tendencia de fuerte ajuste del gasto público y de superávit primario.